El otro día iba en el autobús, camino de mi pueblo, cuando una mujer muy muy muy mayor de subió al autobús, el autobús iba lleno de gente, todos los asientos estaban ocupados. Yo estaba sentada atrás del todo, cuando vi aparecer a la mujer mayor, pensaba que alguien que estaba sentado al lado de la mujer, mientras ésta iba de pie, iba a cederle el asiento, pero, ¿cuál fue mi sorpresa? NADIE le cedió el asiento, NADIE. Los asientos estaban ocupados por gente joven, gente de mediana edad, gente de todo tipo de edades y nadie fue capaz de dejar el asiento a una mujer que rozaba la centena. Así qué, me acerqué a la mujer y le dije que si que se quería sentar en mi sitio, aunque fuera atrás del todo y se notaran más los botes que daba el autobús, le acompañé hasta el asiento y le ayudé a sentarse, la mujer no paraba de agradecérmelo.
Durante el viaje y después de este episodio, fui pensando todo el rato, haciéndome mil preguntas...
¿Cómo la gente no deja sentarse a una mujer que roza la centena? ¿No se dan cuenta o lo hacen aposta? ¿Están tan cansados? o realmente es que hay ¿Una crisis de valores?
En el autobús iban madres, padres, adolescentes y futuros padres, ¿Qué educación van a enseñar a sus hijos, si ellos mismos no tienen? ¿Qué valores van a enseñar si ellos mismos tienen una carencia muy grande?
De verdad, pienso, que las escuelas o las mismas familias, no están solo para aprender lengua, matemáticas, a aprobar exámenes y pasar de curso, las escuelas son algo más, y si yo, voy a ser maestra, desde luego, no quiero que mis niños solo aprendan conocimientos y cosas académicas, quiero que sean buenas personas, que sepan respetar a la gente, a la naturaleza, a la fauna, que tengan, en definitiva, una serie de valores, que les hagan ser personas de provecho, personas que cuando vean a u na mujer mayor que se sube al autobús no duden en cederles el sitio, personas que no les importe ayudar al prójimo, personas que tiendan una mano a la gente que lo necesite y lo más importante personas FELICES, porque si tienen todos esos valores como hábitos, serán personas felices, porque yo, cuando cedí el asiento a la mujer, me sentí FELIZ.
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