Cuando era pequeña mi abuela siempre me decía que si alguna vez algo me daba miedo que cantara la primera canción que se me viniera a la cabeza en ese momento y pensara en algo que me apeteciera hacer, algo agradable para mi.
Una de las clases que más me han emocionado y me han hecho alegrarme fue cuando debido a un miedo, una mala vibración, salió como antídoto bailar y cantar.
Parecerá una tontería, pero cuando estamos cantando o bailando algo, que nos agrada, nos olvidamos de todo aquello que nos pueda perturbar la mente, por lo que esa clase fue eso, esa clase y nada más.
No existía el pensar en la hora anterior, o en que tenía que hacer cuando llegara a casa. Simplemente disfrutábamos el momento y bailábamos unos con otros, bailes improvisados y puentes que nos llevaban de la mano de nuestro compañero a la salida por el otro lado.
Quizás se esta perdiendo la costumbre de bailar y de cantar. Quizás se esta perdiendo el antídoto a los miedos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario